Tesis e investigaciones



Bandolerismo y Guerras de Independencia:
Emigración Canaria en la zona norte de Pinar del Río. (1894-1896)
 Autor: Lic.Fidel Guillermo Duarte.

Libre nací, libre soy,
Libre como el mar y el viento,
Libre vuela el pensamiento
Con las alas que le doy.

Si existen esclavos hoy,
Que esclavos no se les deje,
¿Quién lucha?
¿Quién los protege?
¡La hoja de acero afilada,
Si es patriótica y honrada
La mano que la maneje.

Manuel García Ponce
 (Bandolero insurrecto conocido por el Rey de los campos de Cuba)


Iré a Cuba a apoyar la insurrección armada, aunque sea preciso iniciar la guerra solo con Manuel García y el resto de los bandoleros de la Isla.  
Máximo Gómez Báez
(Carta a Francisco Carrillo fechada en Enero de 1895)

Introducción

El siglo XIX en Cuba estuvo marcado por varios fenómenos y acontecimientos políticos, económicos y sociales, que formaron parte del proceso de formación de la nacionalidad cubana. Así es la presencia histórica que en este proceso de formación, no puede dejar de mencionarse: El bandolerismo.

Este fenómeno cuyas causas no solo se revierten en el aspecto económico, sino que aborda las aristas psicológicas del individuo, su forma de pensar,el contexto histórico y familiar que lo rodea, así como las circunstancias que obligan a un individuo de cualquier raza o grupo social a elegir como camino el bandolerismo.

Durante el siglo que abordamos, se da este fenómeno como afirmaría uno de los Capitanes Generales de la Isla en aquellos momentos Emilio Callejas: ”(…) como un brote que a medida cuales días pasan, se crece como las palmas (…)”1

Los antecedentes históricos de los bandoleros de este siglo se ven remontados a la conquista de la isla por los españoles. Aquellos a quienes el afán de aventuras no pudo satisfacer sus expectativas de mejorar su situación económica desfavorable, decidieron adentrarse no solo en los campos cubanos (para por la vía del asalto, robo y secuestros para encontrar las “riquezas deseadas”) sino también en el mar y las costas cubanas.

Por otra parte, se pueden incluir en este fenómeno a los indios que después de la conquista, arriesgaron sus vidas escapando de las encomiendas y asaltando en las noches no solo a dueños de encomiendas, sino también a partidas de soldados, a los cuales les arrebataban las pertenencias que según se cuenta ”pertenecían antes a los nativos”2. Estos eran llamados indios bravos.

Con la esclavitud algunos historiadores burgueses sobre todo españoles, asociaron el fenómeno del cimarronaje con el bandidismo o bandolerismo, tomando como punto de partida, los aislados casos de venganza personal que se llevaron a cabo en algunos lugares de la isla, por parte de ex esclavos “(…) para poner fin a los maltratos que les infligieron sus antiguos dueños en los ingenios (…)”.3
Los casos de bandolerismo del siglo XIX en Cuba, sobre todo de la segunda mitad, están vinculados a la lucha contra el poder militar español y en gran medida a nuestras Guerras de Independencia. Existen casos conocidos como el de Manuel García (El Rey de los campos de Cuba), José Álvarez Arteaga (Matagás), Joaquín Agüero y otros dos patriotas pinareños en los cuales basaremos nuestra investigación sobre los fenómenos históricos del bandolerismo insurreccional y la emigración canaria dentro de este: Carlos Socarrás Socarrás y Pedro Delgado Carcache  y expondremos como muchas de sus actividades tuvieron como protagonista a los canarios asentados en la zona norte de Pinar del Río.

Como parte metodológica del trabajo, abordamos los conceptos de bandolero y bandolerismo, los cuales asentamos de la siguiente forma: 
-Bandolero: Es aquella persona que se encuentra por determinados motivos (ya fuesen personales, económicos o jurídicos) fuera de los aspectos y canales de la ley.
-Bandolerismo: Fenómeno que se asocia sobre todo a los pobladores de los campos cubanos que en franca rebeldía con las autoridades coloniales españolas del siglo XIX, huyen y enfrentan repetidamente a las fuerzas que están sobre su captura.
El problema de nuestra investigación lo realizamos a través de la siguiente pregunta:

-¿Hubo presencia canaria en las filas de los lideres bandoleros insurreccionales que se incorporaron a las guerras de independencia en la zona norte de Pinar del Río en 1895?.
 Nuestra hipótesis es:
-La presencia de los canarios en las filas de los bandoleros del siglo XIX en la zona norte de Pinar del Rio, ayudaron en la consolidación de este fenómeno histórico y posteriormente a la unión de estas fuerzas a las filas de los independentistas.
Los métodos teóricos que utilizamos fueron los siguientes:
-      Histórico-Lógico: El cual nos ayudó a entender el fenómeno a la hora de confrontar distintas informaciones y la variedad de criterios.
   - Sistémico estructural: Sirvió para fundamentar la propuesta     metodológica, estableciendo los nexos entre los elementos que conforman el fenómeno histórico social y las distintas fases del mismo

Los métodos empíricos utilizados fueron:
-Entrevista a expertos: Estas fueron consultadas con profesionales de estudiosos de la historia local (pinareña) y sobre todo de las Guerra de Independencia, para analizar el fenómeno de la emigración y el bandolerismo en la zona norte de Pinar del Río.
-El análisis documental: Nos sirvió para analizar los hechos y datos cualitativos y cuantitativos sobre el fenómeno histórico a tratar en cuestión.
 Los objetivos que nos planteamos fueron:
1-Valorar las causas que dan origen al fenómeno histórico-social que es el bandolerismo.
2-Caracterizar las figuras históricas de Pedro Delgado Carcache y Carlos Socarrás Socarrás.
3-Demostrar la presencia canaria en las filas del bandolerismo insurreccional de este período en la zona norte de Pinar del Río.

Capítulo 1- Valoraciones histórico-socio-psicológicas del fenómeno del bandolerismo en Cuba durante el siglo XIX.

Los bandoleros insurrectos de la Cuba de finales del siglo XIX  fueron personajes sociales que no deben confundirse con todas aquellas personas que en determinado momento violaron  la ley y el orden establecido jurídica y socialmente, dado que en la contemporaneidad, sobre todo en los finales del pasado siglo XX y principios de este se les conoce así a los transgresores de la legalidad. Si sacamos conclusiones a priori sabremos que la vida de los seres humanos no entiende de clasificaciones fabricadas tras determinado hecho y mucho menos a raíz de los mismos. De esta manera al tratar este tema muchas veces la historia e historiadores han sido victimas de lo que se conoce como conciencia puritana, (término establecido en el siglo XX por los fundadores de la Escuela de los Annales) que les impidió ver mas allá de un tiempo lineal delimitado mas  por los libros que por la misma historia.

Las condiciones económicas de la isla en el siglo XIX, marcada bajo el sistema plantacionista (la existencia de una burguesía conocida como sacarocracia que vivía en las capitales provinciales con grandes extensiones de propiedad en las zonas rurales, conjuntamente con la existencia de la gran y pequeña propiedad rural) provocó, que la vida en las periferias de las ciudades fuera de supervivencia, logrando de esta manera que se agudizaran las contradicciones sociales que fomentaron el bandolerismo en los campos de la mayor de Las Antillas por lo que esta situación conllevo a ver la violencia rural con otro matiz. De un lado encontramos a los esclavos, vistos como una mercancía que genera plusvalía, tratados como simples objetos y explotados, que veían en el escape de las fincas e ingenios la anhelada libertad, y del otro, al pequeño campesinado, marginado y explotado por el gran plantador y en infinidad de ocasiones reprimidos por la Guardia Civil que representaba al régimen colonial español. Ambas clases, tuvieron su expresión en el cimarronaje y el bandolerismo respectivamente, aunque las autoridades españolas de la época vieron en el bandolerismo una fuente de mayor peligro por ser esta de mayor enfrentamiento con fines anticoloniales.

Estos hombres, que por determinadas razones socio-psico-históricas estuvieron al margen de la ley, fueron los menos favorecidos por la historia, sobre todo la llamada a posteriori  historia oficial, han sido tratados mal y maltratados por ella. En muchas ocasiones la vida de estos hombres al ser puestas al desnudo se les ha visto como marginales o seres malditos, olvidando que una parte de nuestra identidad nacional proviene de la mal llamada marginalidad.

Visto estos antecedentes, el bandolero es un elemento que esta al margen de la ley como consecuencia directa de la explotación sobre el campesinado, y en Cuba esta clase era mayoritariamente de origen hispano, sobre todo de las Islas Canarias, lo que acrecentaría este fenómeno con un marcado enfoque anticolonial. Aunque la clasificación bandolero-insurrecto no surgió mera casualidad sino por el entramado político de la época. El siglo XIX fue el espacio del inicio de las guerras por la independencia del yugo de la metrópoli española encabezado por Carlos Manuel de Céspedes en 1868, concluido este periodo de un intervalo de diez años con la Protesta de Baraguá encabezado por Antonio Maceo, dando fe de la voluntad del pueblo cubano a seguir la lucha por la vía de las armas para expulsar definitivamente a España de la isla,  y continuado por la genialidad y la capacidad política de José Martí en 1895 , que supo unir a todos los elementos cubanos y de otras nacionalidades para emprender la Guerra Necesaria y sacudir a Cuba del yugo colonial.    

En este contexto se movieron los conocidos bandoleros-insurrectos, y sobre todo desde 1880 a 1890, etapa esta reconocida por los historiadores e investigadores del tema como la era de oro del bandolerismo en Cuba, época también donde se encuentra el debate político, en torno a la unidad nacional y la independencia, siendo dueños de los campos y costas cubanas, dando paso a una forma más de investigar la historia: la oralidad. No por gusto las leyendas y mitos de hombres a los que nos referiremos llegaron a la cultura popular para quedarse, a pesar de ser vistos con desprecio en las visiones y versiones oficiales de la historia patria. Por todo lo antes expuesto, es en la oralidad donde el bandolero va a ganar su espacio en la historia y respeto para su accionar. Sus razones  no van a estar fundamentadas en programas políticos ni en veladas culturales dominadas por las elites de poder, ellos van a ser dueños de sus propias verdades y su propia cultura, por lo que serán en numerosas ocasiones marginados.  
El bandolero es un tipo social y sociable que ejerce el delito en los marcos de la sociedad agraria, dígase campos, a cara y cuerpo descubierto, sin vejar ni robar a los oprimidos, algo que no empaña su imagen, por el contrario y generalmente es un aliado potencial del campesino y viceversa, estableciendo un tipo de relación social semejante al clientelismo[7] pero de una forma poco mas espiritual, pues mediara en este caso la simpatía , muchas veces rozara la familiaridad y en no pocas contara con la unión de los campesinos a las filas de los líderes bandoleros. En otras palabras, el bandolero es un campesino marginado por el injusto orden social que existe y en el cual no es un ser privilegiado, es decir primero es la desigual distribución de la propiedad, agraria en este caso y después el bandolero. 
En las estructuras rurales donde la plantación (hablamos de la gran propiedad rural muchas veces improductivas y con miles de hectáreas de terrenos baldíos) margina al campesino, lo va desplazando y llevando a una situación de desespero continúo creando las condiciones materiales para presenciar el nacimiento de un bandolero: Campesino pobre tus padres te nacen, pero bandolero la vida te hace[8].
Por otra parte seguirá siendo tratado por las autoridades, como delincuente, ya que no solo estará fuera de la ley, sino enfrentada a esta, lo que para la época será tomado aunque con cierto recelo por los iniciadores de las luchas independentistas, como un breve toque de anticolonialismo.  Para nosotros, el bandolero no deja de ser un campesino, rebelado ante la injusticia de la sociedad colonial, donde se siente hijo de la tierra que lo vio nacer, por lo tanto es un criollo que de una forma u otra, utilizando los métodos que él entienda sean los mas correctos para su accionar, luchará contra el opresor extranjero, por lo tanto será un criminal ante los ojos del estado que en este caso seria la metrópoli española, pero a los ojos de la comarca o zona rural es un héroe pues tanto él como estos habitantes son victimas de la injusticia, por eso su rebeldía es justificada.   
Los caseríos campesinos serán el centro de apoyo logístico, moral y espiritual para el bandolero insurrecto, siempre y cuando la conducta de este sea ejemplo para este tipo de comunidad, vista como categoría de ejemplo. Si fuera visto como un infractor de los valores comunitarios o en ocasiones irresponsable e indolente, dejaría iso facto de contar con el apoyo de los pobladores locales, en otras palabras, estos virarían sus espaldas pues consideraran al bandolero como un traidor o como un aliado de los opresores coloniales.
En los finales del siglo XIX, sobre todo en el occidente de la isla (recordemos que esta zona del país no se incorporó a la guerra de 1868 y hasta 1886 año en que fue abolida la esclavitud imperaba con fuerza el sistema plantacionista y el sistema de arrendamiento de tierra a los campesinos criollos, que para los cubanos significó un símbolo más del yugo colonial) el bandolero insurrecto será visto como una especie de Robin Hood o de Quijote, encargado de robar a los ricos para darle a los pobres, un justiciero implacable encargado de perseguir a los verdaderos delincuentes que expoliaban a los pobladores de los campos y costas cubanas, representados en las figuras de los uniformados del ejercito colonial o la Guardia Civil española. 
 Antes de adentrarnos en el aspecto de la emigración canaria dentro de este fenómeno, debemos analizar la tesis planteada por el historiador Eduardo Torres Cuevas que formula lo siguiente: las comunidades campesinas interiores se desarrollaron como entes independientes, situadas a gran distancia no solo de las capitales provinciales, sino también entre ellas mismas y con un régimen de intercambio comercial mayoritariamente micro localizado[9]. Es por eso que este factor incidió mucho a la hora que el bandolero insurrecto cubano comenzó su accionar en la manigua. Otra ventaja que tuvo para llevarle la delantera a sus perseguidores era el conocimiento del terreno, el cual en ocasiones era agreste e inhóspito para los de la Guardia Civil, (adolescentes en términos, sacados de sus aldeas a través del sistema los quintos, para posteriormente ser trasladados de España a Cuba para librar una guerra en la cual ellos no tenían los más mínimos intereses) que en no pocas ocasiones debieron abandonar la persecución de algún que otro famoso bandolero por no contar con el debido conocimiento de los campos por donde iban y además no contar con el apoyo de un guía local, pues los campesinos se negaban a auxiliar a los uniformados aduciendo que tenían miedo a represalias, aunque verdaderamente en el fondo escondían su simpatía por el perseguido. 
No dejara de ser visto el bandolero insurrecto como un ejemplo para la comarca, localidad o comunidad campesina, por el solo hecho de ser generoso para con los habitantes sufridos y explotados por el régimen colonial de la época, al robarle a los ricos para darle a los pobres; es fácil deducir entonces que para el bandolero insurrecto cubano sus víctimas han de ser aquellos que en cierta ocasión sean depredadores del campesinado, entre los que se encuentran: los ricos hacendados, altos oficiales del ejercito español, personas vinculadas a la política de la metrópoli y otros. Por lo que su postura es revolucionaria antes de ser independentista, por tanto es una variable activa para promover cambios, sobre todo de índole social, aunque con sus acciones no implemente un nuevo status quo para la sociedad en que vive.   
Tendrá el bandolero la característica de ser un hombre justo ante la comunidad (la cual será su juez y verdugo), si tuviese que matar no va a ser considerado un vulgar asesino, quedara a los ojos de los habitantes como un magnánimo vengador o que la falta cometida fue en defensa propia, consumado y justificado el hecho ante los pobladores, seguirá gozando de la protección local, con escasas probabilidades de ser traicionado, variante que en mas de un caso utilizaron las autoridades españolas para intentar atrapar a mas de un bandolero insurrecto, siendo solo este método efectivo en pocos casos, puesto que la protección de los campesinos unido al pobre desarrollo de las comunicaciones en la época le darán la alternativa o la oportunidad de evolucionar como organismo social. 

Capitulo2. Las figuras de Pedro Delgado y Carlos Socarras junto al bandolerismo y la emigración canaria en la zona norte de Pinar del Río.
Entre los años 1880-1888, el bandolerismo en los campos y costas cubanas se acrecientan ya con un marcado enfoque anticolonial, pues los principales blancos de los asaltos y secuestros iban a ser personas vinculadas al régimen y con un buen desenvolvimiento económico.

En la zona del Mariel, que pertenecía a Pinar del Río en aquella época sobresale la personalidad de Pedro Ángel Delgado Carcache[10], hijo de canario por parte de su padre Pedro de la Caridad Delgado y Navarro,  pescador de oficio. Delgado recurre al bandolerismo por necesidad, al tener problemas con la Guardia Civil y se ve obligado a evadir a las autoridades coloniales, primero huyendo a la costa, para después adentrarse en los montes pinareños.

Durante la fecha en que Delgado decide huir a los campos, en 1893, por esos meses, en Islas Canarias se da un pequeño movimiento separatista, que fue aplastado rápidamente. Como medida secular el gobierno colonial de Cuba, decide separar por el licenciamiento forzoso a los elementos canarios que no brindasen la seguridad de ser fiel a la Metrópoli. Muchos de los afectados fueron canarios de la zona de Mariel-Cabañas, pertenecientes a la guardia costera española que operaba por esa zona y lugares aledaños próximos a Bahía Honda, por lo que muchos de estos al verse imposibilitados de sobrevivir se unen a la tropa de Delgado que al cabo de meses operando en la zona, se auto impone los grados de Comandante.  Es justo declarar como muchos de estos licenciados forzosamente del ejercito español que iban a parar a las partidas de bandoleros, cuando se adentraban las partidas en las costas y el mar, maniobraban con facilidad a la hora de escapar de las cañoneras españolas.
Para sobrevivir en un medio alejado de sus posibilidades (recordemos que es hijo de pescadores) se vio tentado a buscar las vías para ganarse alimento. Entre sus seguidores estaban quienes le conocían y la mayor parte de su gente eran pescadores y conocedores del mar, en su mayoría canarios que vieron en la unión a las filas del Ejercito Libertador, un buen motivo para sacudirse del yugo español ya sea por venganza o por verdaderos ideales libertarios y de amor por la tierra donde echaron raíces.
Delgado después de destacarse en las filas del Ejercito Libertador, apoyó el desembarco de varias expediciones, y en carta al Mayor General Mario García Menocal y Deops[11]

le expresaba” (…) si es tiempo de apoyar esa expedición, puede contar con mi ayuda, sabe usted mi general y amigo, que entre mi gente de confianza, llevo isleños de cepa y alma, que conocen las costas de nuestra sufrida tierra y aún lloran por volver a probar el sabor del mar (…)”.[12]Se tiene conocimiento por información encontrada en el Archivo Nacional y a través de muestras estadísticas, se llegó a la conclusión, que entre el 85% y 90% de su tropa inicial en el año 1895,los que luego conformarían la 2da Brigada del 6to Cuerpo del Ejército Libertador, eran canarios.
Delgado con la llegada de la República  se retiró a una finca en las afueras de la Habana (Managua), quienes lo secundaron como trabajadores de su finca fueron canarios y como muestra de esto está otra de las cartas que envió, a Mario García Menocal, investido este ya con la jefatura de la Guardia Rural en los primeros años de la República”(…) No es necesario que me regalen títulos o empleos que no aceptaré de modo alguno…con mis amigos isleños que me han sido fiel a toda prueba, basta para terminar el resto de mis días en este mundo lleno de bajas pasiones (….)”. Otros isleños destacados en la 2da Brigada del 6to Cuerpo del Ejército Libertador que comandaba Delgado desde antes de la muerte de este, acaecida en la mañana del 27 de noviembre de 1912,  volvieron a la vida del mar sobre todo ubicándose en la zona del Mariel para conformar una de las mayores comunidades de canarios en las primeras décadas del siglo XX.

Por su parte Carlos Socarrás[13], oriundo de Bahía Honda, huye al monte debido a problemas con el Ejército Español,  por no estar de acuerdo con los precios de los impuestos y desafiar a las autoridades civiles del régimen colonial.
Su madre, Dominga Socarrás natural de Islas Canarias, contrae matrimonio con un primo suyo nacido en Cuba descendiente de canarios nombrado Carlos Andrés de la Caridad Socarrás y Benítez, dando a luz al primogénito de cinco hermanos. Este se codeó en inicios de canarios que trabajaban en las tierras del padre de este, hasta que logró aunar fuerzas entre isleños y los exesclavos que laboraban como peones y decidieron unirse a la tropa del otrora bandolero devenido en Teniente Coronel del Ejército Libertador. Justo es declarar, que después del aciago día de Febrero de 1898, en que acaeció la muerte de este caudillo en las inmediaciones del valle de Cacarajícara, los que salvaron el cuerpo de Socarrás de las manos de los guerrilleros cubanos y soldados españoles, fueron mambíses comandados por el capitán isleño Manuel Benítez Salazar (El Curro Benítez). 
Este fenómeno de la emigración canaria en determinados momentos causó grata impresión en los mambíses que llegaron a la zona de Pinar del Río durante la Invasión liderada por el Titán de Bronce Antonio Maceo. En su diario, el Teniente Coronel santiaguero (devenido pinareño después de contraer nupcias con Margarita García de Ponjuan) Abelardo Roselló, escribe en su diario de campaña “(….) Se deleitan las noches frías en el campamento con los guateques que plantan los isleños después de cada combate….al parecer disfrutan del jolgorio como si la lucha fuera parte de ellos mismos (…)”.
Conclusiones

La figura del bandolero es la respuesta al malestar social de cierta y determinada comunidad campesina, que al tomar partido en favor del bandolero esta oponiéndose al sistema imperante, en este caso la metrópoli española y a las injusticias provenientes de este sistema, parafraseando al prestigioso historiador Eric Hobsbawm, el bandolero no persigue en si mismo con su accionar la búsqueda de la libertad, pero continuamente esta en busca de la justicia, y aunque no represente a ningún tipo de movimiento social, ya es en si un precursor de acciones que llevan implícitas cambios, es decir, lleva consigo tras su asalto a una hacienda de algún terrateniente español o criollo, un  contenido netamente revolucionario. 

El fenómeno del bandolerismo insurreccional y la emigración canaria con el fin de la guerra y la retirada de España de Cuba, llegarían a culminar uno de sus capítulos, ya que a partir de 1902 empezarían muchos de los sobrevivientes,”(…) paginas nuevas de sus vidas y en algunos casos el retorno rebelde y jubiloso a los campos y costas de Cuba, para seguir el destino conque la Providencia los había marcado (…)”.[14]

Bibliografía
1.   Archivo Nacional. Fondo de la Revolución del 95
2. Archivo Parroquial de Mariel.
3. Archivo Provincial de Pinar del Río.
4. Balboa, Imilsis. El bandolerismo en Cuba después de la conquista. Instituto de Historia de Cuba. La Habana, 1999.
5 Beades Castells, Antonio. Algunas reflexiones en torno al bandolerismo en Cuba. La Habana, 1993
6.    Cartas entre Francisco Carrillo y Máximo Gómez
7.    Diccionario Enciclopédico Militar
8.    Gómez, Máximo. Diario de Campaña
9.  Hernández González, Manuel. Reflexiones sobre la identidad canaria en América. Barcelona, 1989
10. Herrera (Mangoché), José Isabel. Impresiones de la guerra. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2005.
  11. Loveira, Carlos. Generales y Doctores. La Habana, 2000
12.    Miró Argenter, José. Crónicas de la Guerra, La Habana, 1983
13.   Paz Fernández, Manuel de y otros. El bandolerismo en Cuba desde la colonia hasta 1933. Madrid, 2003
14. Roselló, Abelardo. Diario de campaña facilitado por sus descendientes
15. Santovenia, Emeterio. Biografía, ensayos y otros. La Habana, 1957.
16. Torres-Cuevas, Eduardo. Historia del pensamiento cubano. La Habana, 2007.




1 Carta del Gobernador General Emilio Callejas al Marques de Santander donde hace alusión al fenómeno del bandolerismo.
2 En este caso se encuentran las prendas de oro usada por encomenderos y soldados españoles.Se debe recordar los trabajos forzados a que fueron sometidos los indios cubanos en los ríos para buscar oro en los ríos de la isla.
3 Apuntes históricos sobre la esclavitud y el cimarronaje, del historiador Oscar Pino Santos. pp97


[7] Francisco Pérez Guzmán. Radiografía del Ejército Libertador. Editorial de Ciencias Sociales, la Habana, 2004, pp13-14.
[8] José Fernández. Matagás: El bandido y la gesta. Editorial ciencias Sociales, la Habana,2003,pp. 20-21.
[9]Eduardo Torres Cuevas. Historia del pensamiento cubano tomo I. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,2007, pp. 147-148.
[10] Partida de nacimiento de Pedro Delgado facilitada por el obispo en curso para el estudio de la vida de Pedro Delgado encontrada en el Archivo de la Iglesia católica del Mariel.
[11]Ocupo la jefatura del %to Cuerpo del Ejército Libertador en Occidente. Durante la República Neocolonial fue jefe de la Guardia Rural y después Presidente. 
[12] Archivo Nacional.Correspondencia entre el entonces Coronel Pedro Delgado y el General Mario García Menocal y Deops.Legajo 1277 de los Fondos de la Revolución del 95

[13] Correspondencia entre el entonces Coronel Pedro Delgado y el Mayor General Mario García Menocal. Legajo 1277. Fondos de la Revolución de 1895.
[14] Hernández González, Manuel. Reflexiones sobre la identidad canaria en América. Ediciones Almaguer, Barcelona, 1989, pp.145-146.

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